Realidad o imaginación
¿Sabías que nuestro cerebro no distingue entre realidad o imaginación? Si reímos, nuestro cerebro interpreta que estamos contentos y segrega endorfinas para hacernos sentir bien. Si lloramos, cree que estamos tristes y disminuye la producción de noradrenalina.
Sandra Alonso, doctora en Psicología y Ciencias de la Salud de la mutua Umivale Activa, nos recuerda que, para afrontar cualquier situación tensa o problema en el día a día, necesitamos un enfoque triple para recuperar el bienestar emocional: el enfoque fisiológico, el cognitivo y el conductual.
Dependiendo de cómo nos encontremos podremos mejorar nuestro estado con una técnica o con varias a la vez. Esa es la finalidad del programa de Bienestar Emocional, dentro de la Escuela de Salud de Umivale Activa. Fortalecer y potenciar los recursos personales para afrontar el estrés.
En esta ocasión nos presenta una técnica dentro del enfoque fisiológico: la visualización.
El poder de la visualización
La mente es la aliada más poderosa con la que contamos para alcanzar el bienestar y el éxito. Sin embargo, no la utilizamos de un modo adecuado. Una de las técnicas más interesantes para sacar provecho de nuestras capacidades mentales es la visualización positiva.
Visualizamos de manera inconsciente y automáticamente muy a menudo. Cuando recuerdas una conversación pasada, cuando te preocupas por si “llega tarde”, por una presentación en el trabajo, o una conversación incómoda con alguien. El simple recuerdo basta para que tu corazón se ponga a mil, tu respiración se entrecorte y tu sangre fluya hacia las extremidades. Sin que puedas evitarlo, tu sistema nervioso simpático ha puesto en marcha el mecanismo de supervivencia ante una situación de estrés.
De la misma manera, cuando planificamos un viaje empezamos a disfrutarlo antes de vivirlo porque nuestro cerebro visualiza lo que vamos a hacer, con quien lo vamos a vivir, lo que vamos a sentir. El cerebro sabe que es una fantasía pero la respuesta cerebral a esos estímulos es real.
Se ha comprobado que para el cerebro apenas existen diferencias entre hacer e imaginar. Se activan las mismas áreas cerebrales mientras realizamos una actividad como tocar el piano o realizar un entrenamiento que cuando te visualizas haciéndolo. Por ende, se pueden obtener mejoras en nuestro desempeño solo visualizándonos realizando dicha actividad.
A nivel médico, la imaginación puede ser una poderosa herramienta para ayudar a los pacientes que sufren trastornos relacionados con el miedo o la ansiedad a superarlos. Igualmente, está comprobado que la intervención con realidad virtual es eficaz en la disminución de la sintomatología de dolor, ansiedad y de estrés experimentada por pacientes de oncología.
Imaginar lo que queremos nos acerca a conseguirlo. Si a nivel cognitivo pensamos que no podemos hacer algo, nuestro cerebro se bloquea. Sin embargo, si visualizamos que sí podemos hacerlo, nuestro cerebro va a crear opciones para poder conseguirlo.
Imaginar no es lo mismo que visualizar
Aunque son conceptos similares, imaginar es la base de la visualización pero no requiere un conocimiento o experiencia previa de lo que se está imaginando.
La visualización requiere una experiencia previa asociada a unas sensaciones, visualizamos lo que ya conocemos. Es evocar un recuerdo, recreando las sensaciones que vivimos en ese momento.
Olores, sabores, tacto… proyectar escenas en las que nosotros participamos activamente. Al visualizar se ponen en marcha todos los sentidos que nos envuelven activamente en toda situación real, de forma que nos encontremos viviendo las situaciones deseadas.
Sandra Alonso nos anima a utilizar la visualización de manera consciente y para aspectos positivos. Practicarla desde la calma y con un objetivo claro. Entre los beneficios que enumera:
- Mejora el control de nuestro entorno.
- Induce estados de relajación y calma.
- Mejora la autoestima.
- Ayuda a superar miedos/fobias o afrontar retos.
- Ayuda a mejorar habilidades.