¿Podrías dejar la mente en blanco?
La realidad es que no es posible dejar de pensar, como no es posible dejar de respirar. Ahora bien, existen maneras de reconducir los pensamientos para evitar entrar en bucle.
Sandra Alonso, doctora en Psicología y Ciencias de la Salud Especialista en Psicología Clínica y Forense de la mutua Umivale Activa, explica que existen diferentes técnicas para gestionar nuestro estado del bienestar emocional en función de tres tipos de enfoque: fisiológico, cognitivo y conductual.
En esta ocasión nos centramos en el enfoque cognitivo, a partir del cual vamos a descubrir nuevas estrategias que nos ayudarán a detener los pensamientos negativos que nos generan malestar.
Para ello primero hay que saber que el cerebro emocional se divide en tres partes: reptiliano, responsable del instinto de supervivencia física real y del mantenimiento del cuerpo; límbico, donde se procesan las emociones con un sistema muy sencillo, dicotómico; y el neocórtex o corteza cerebral, es la parte racional del ser humano, tomar decisiones más complejas y control de impulsos.
¿Qué es el pensamiento?
El pensamiento es un proceso elaborado por la mente desde la parte emocional y la parte racional. Es el diálogo interno con nosotros mismos y da lugar a afirmaciones con las que constituimos nuestra propia realidad. Es decir, ante una misma situación u objeto cada uno de nosotros tenemos una forma de pensar, una realidad diferente.
Los pensamientos impulsan las emociones que dan lugar a los comportamientos: Pensamientos – Sentimientos - Conductas.
Nuestro cerebro es un generador de ideas constante: no podemos dejar de pensar. Además, y por el contrario a lo que se cree, no podemos pensar dos cosas a la vez, aunque sí alternar varios pensamientos de forma tan rápida que nos puede parecer que estamos pensando varias cosas a la vez.
Dentro de esa vorágine de ideas constantes, tenemos pensamientos voluntarios e involuntarios. Estos últimos son los mayoritarios y en gran medida esos pensamientos involuntarios son negativos. Por eso es importante aprender a tener el control. Para cambiar los sentimientos que nos producen esos pensamientos y la conducta que nos puede conllevar debemos empezar por modificar esos pensamientos negativos.
Esos pensamientos involuntarios se generan en el sistema límbico. Es algo positivo porque son pensamientos dicotómicos o polarizados: o les presto atención o no se la presto. Me interesa o no me interesa. Además, sabemos que el 90% de los pensamientos que nos preocupan nunca suceden, por ejemplo "Pepe tarda en llegar, algo malo le ha ocurrido". Si un pensamiento no es útil no me interesa. Aprendamos a cortarlos.
Todo lo que implica resistirse a un pensamiento no funciona, el cerebro se rebela. Por ejemplo, si queremos dejar de fumar pero no pensamos más que en fumar. La técnica que vamos a emplear es poner el foco en un pensamiento alternativo. Provocar un pensamiento positivo para contrarrestar al primero.
No sirve cualquier pensamiento, tiene que estar a la par en intensidad y ser un pensamiento concreto para cambiar de desadaptativo a adaptativo. Focalizar nuestra atención en este, relajarnos y cambiar de conducta.
Un pensamiento adaptativo es un pensamiento realista que desencadenará emociones adecuadas a la situación. Es aquel que me ayuda a planificar mejor la parte racional, a sentirme mejor, a tomar mejores decisiones. Hay que dedicarle tiempo a estos pensamientos.
Por el contrario, los pensamientos desadaptativos distorsionan la realidad desencadenando emociones inadecuadas a la situación. Si un pensamiento no es útil, no es cierto, me hace sentir peor: hay que aceptarlo, pararlo y posponerlo.
Como técnica de distracción nos puede valer poner música si vamos en el coche, realizar operaciones matemáticas sencillas, hacer listas de cosas,… cualquier cosa que nos aleje del pensamiento negativo. Respira, cambia de conducta y sigue adelante.
Este artículo forma parte de Escuela de Salud de Umivale Activa. Un espacio para dar un enfoque más prácticas a nuestros problemas y aprender herramientas nuevas para conseguirlo.